Falta de
anestesiólogos: un grave problema sanitario
La falta de anestesiólogos en
los hospitales públicos es un grave problema asistencial cuya solución debe ser
buscada con urgencia entre los integrantes de todos los sectores comprometidos.
Los problemas que provoca esta
carencia son múltiples y algunos de graves consecuencias:
Está en juego la salud y la
vida de la población que se asiste en los hospitales públicos
Demora en la aplicación de todos los
tratamientos con indicación de anestesia general, ya sean cirugías mayores o
procedimientos diagnósticos y terapéuticos como endoscopias, cateterismos,
tomas de biopsia, punciones, etc. Esto ocurre tanto para niños como para
adultos.
Demora que altera la indicación
médica, con un matiz discriminatorio en el acceso a la anestesia, aplicándose
al más urgente o sin evaluar pronósticos de sobrevida o al paciente
recomendado. La falta de anestesistas con cargos de planta atrasa toda la
cirugía programada.
Aumento de los conflictos legales en la
profesión médica por mayor número de acciones judiciales que no sólo incluyen
al anestesiólogo sino también al médico que atiende al paciente y debe “justificar”
esas irregularidades.
Situaciones que determinan aumento de
la violencia contra los médicos, motivo por el
cual reclaman las asociaciones médicas gremiales, quienes se preocupan
poco por corregir las condiciones laborales que generan violencia dentro de los
hospitales. Esto suma a la carga de responsabilidad del trabajo habitual un
stress perjudicial e innecesario.
Las condiciones laborales actuales
atentan contra un trabajo eficiente y satisfactorio. La falta de personal, el
atraso en los nombramientos, la precarización en la designación de los
profesionales (exceso de nombramientos con carácter de suplencias) y la falta
de una retribución justa y acorde a la exigencia y responsabilidad son las
principales armas que utiliza el GCBA para provocar el vaciamiento de los
hospitales.
No se evalúa la consecuencia económica
que representa para la sociedad y el individuo la enfermedad de un miembro de
la familia y más si es un trabajador, al cual a su enfermedad se agrega atraso
en el diagnóstico y tratamiento, internaciones innecesariamente prolongadas con
las complicaciones que sabemos pueden acarrear (ej. infecciones
intrahospitalarias) y demora en el reintegro a su vida normal.
La comprensión del problema es
clara pero su solución es compleja. Sin dudas requiere medidas de fondo de
parte del GCBA por su doble condición de ser el encargado de garantizar una
salud justa y accesible a toda la población como establece la ley y por ser el
empleador de los trabajadores que se desempeñan en la salud pública.
La Legislatura a través de la
Comisión de Salud poco ha podido hacer al respecto y debe abocarse al
conflicto. Igual suerte han corrido las asociaciones médicas con representación
gremial, Anestesiología y AMM, que hoy permanecen silenciosas ante el problema.
Hace cuatro años se tomaron
algunas medidas que no cumplieron su objetivo; el problema se ha agravado por
lo que debe abrirse una discusión en la que tienen que participar también los
profesionales con el objeto de buscar soluciones definitivas.
Es decir, hacer un programa de
Salud Pública que jerarquice y priorice este principio fundamental de la
constitución de nuestra sociedad, cambiando los pobres resultados de las
estructuras actuales y mejorar las condiciones laborales para todo el personal
de Salud.
Este análisis
lo hizo el Frente de Recuperación Gremial en diciembre de 2012 y no ha mejorado
a la fecha.
Lamentablemente
esta situación junto a otras que merecen un examen más amplio, complica aún más
la atención de la salud de la población de todo el país.
Dra. Ana Martínez
Hospital Fernández
FRENTE DE
RECUPEACION GREMIAL
DICIEMBRE 2017
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